Los citados preceptos se reiteran en un proyecto del siglo XX, ubicado en Cariñena, Zaragoza, España. El Arq. Juan Carlos
Salas amplió un centro educativo dentro de las mismas ambiciones de representatividad en el educando y no en los adultos.
El edificio educa a los niños, y también, a los mayores encargados y responsables de incorporarlos a la cultura. Salas apela en este singular proyecto al análisis de la percepción y motricidad
de los alumnos.
El exterior nuevamente es protagonista, generando las corrientes de aire fresco capaz de oxigenar mentes activas y expectantes, demorando enfermedades de cercanía y ampliando los mandatos de la higiene y seguridad de cuerpos y pensamientos.